Soggiorno linguistico a Cáceres, Spagna

Un gruppo di studenti del nostro istituto ha trascorso un periodo di soggiorno linguistico a Cáceres, nella regione dell'Estremadura. Ecco il racconto della loro esperienza.

Del 10 al 16 de septiembre tuvimos la oportunidad de ir a Cáceres para una semana de estancia lingüística. Cáceres se encuentra en Extremadura, al oeste de España, cerca de Portugal. Todo en esta experiencia fue maravilloso.

La ciudad, vista en las imágenes, parece sólo antigua. Pero allí nos dimos cuenta de que así no era, o mejor, había tantas zonas antiguas como modernas. Las antiguas reflejaban la increíble historia que tiene esta ciudad, como las estatuas de personajes que caracterizaron esos lugares. Las modernas en cambio eran muy innovadoras, ya que cada calle tenía sus tiendas y supermercados. Dado que había mucha movida por las calles la ciudad estaba siempre atractiva y lo más divertido para todos era pasear por la noche, ir a heladerías y sobre todo estar sentados en unas escaleras de Plaza Mayor: éramos “los chicos de las escaleras”.

En Plaza Mayor también solíamos hacer actividades por la tarde, después de la comida. Esas eran casi siempre búsquedas históricas, como por ejemplo buscar monumentos particulares o preguntar a la gente española – en Español, obvio – si conocía algo del pasado de la ciudad. Una vez tuvimos que representar un espectáculo teatral sobre princesas, gallinas y dinero, y, como había personas que hacían “co-co-dé”, todo resultó divertidísimo.

Todas las mañanas teníamos clases en la escuela de idiomas “Liceo Hispánico” y afortunadamente empezaban a las 9:00, entonces teníamos todo el tiempo para desayunar. Las clases eran todas interesantes y divertidas gracias a Clara y Fran, que eran nuestros profesores allí. Ellos lograban dar a las clases un toque de serenidad, haciéndonos hablar siempre sobre nuestras vidas, aficiones, intereses y experiencias personales. Nos hacían trabajar en grupo para que aprendiéramos el juego de equipo, como por ejemplo una actividad en que teníamos que imaginar una casa perfecta para otro equipo y vendérsela. Hasta hacer ejercicios de aprendizaje de palabras resultó ser algo no aburrido, ya que cada uno debía memorizar más palabras posibles en poco tiempo y después decirlas rápido intentando adivinar el mayor número posible. El último día que vimos a Clara y Fran nos abrazamos, porque en el poco tiempo en que habíamos estado juntos creamos un vínculo sólido de amistad.

Fuimos también a museos, en dos días diferentes. El primero era un museo de arte: como era una mezcla de varias épocas, había obras de cada tipología. El segundo, en Malpartida de Cáceres, fue el más impresionante, ya que tenía estructuras muy raras, como una torre hecha de ordenadores y otros tipos de máquinas que formaban estructuras extrañas.

Sin embargo, de toda la experiencia lo más “épico” fue la comida. La familia que nos acogió era de tres personas: la señora Carmen, su marido y su hija. Todos eran muy amables y Carmen sabía cocinar muy bien. Gracias a ella he aprendido tres comidas deliciosas: las salchichas con queso, la patatera - que, increíblemente, se parecía mucho a la ‘nduja de Calabria aquí en Italia, ya que era muy picante – y el arroz cubano, que es una receta típica de Cuba pero que se suele comer también en España. ¡Le he explicado esta última a mi madre y ahora solemos comer arroz cubano cada lunes! También la habitación que teníamos estaba muy linda y ordenada, y también la cama era cómoda, entonces se dormía muy bien.

Por último quiero decir que esos tipos de viajes de estudio que el instituto Gadda Rosselli propone son algo buenísimo para la socialización, también para quienes vengan de otro instituto, porque empezando el nuevo año de escuela, de esta manera ya se conocen a los compañeros de clase y se logra hacer “grupo”. Por eso aconsejo a todos que hagan viajes como este, cuando se les proponga. ¡Cáceres es una ciudad bellísima y ahora quiero volver allí en el futuro!

DAVIDE DATTOLA 4D TUR